31 julio, 2010

Calle de Doble Sentido - Lauren Barnholdt - Cap. 11

Capitulo 11

Jordan - El viaje





Traducido por Pamee
Corregido por ALE10177


Día Uno, 12:36 p.m.


Me dirijo hacia el baño para ver lo que le está tomando tanto tiempo a Courtney cuando la veo inclinada vomitando sobre el piso. Es bastante desagradable, un manojo de pedazos marrones y líquido verde. Sabía que los sausage calzone* no se veían bien.

*Vendría siendo un tipo de empanada

“Court,” dije, corriendo hacia ella. “¿Estás bien?”

Me mira hacia arriba, sus ojos inyectados en sangre, y entonces se inclina con arcadas de nuevo. Tomo el celular de su mano, le cuelgo a quien sea con quien estuviera hablando, sin molestarme en decir nada, y dirijo a Courtney pasando la línea de espera de mujeres (quienes están todas mirando – ¿nunca antes han visto a alguien vomitar? y dentro del baño de mujeres.
“Jordan,” ella dice, recostándose contra mi hombro. “Tu no puedes entrar al baño de mujeres”

Cuatro mujeres se mostraron abiertamente sorprendidas por el hecho de que yo estuviera en el lavado.

“Está bien,” les digo. “Sólo estoy ayudando a mi amiga. Ella no se siente muy bien.”

“No somos amigos,” dice Courtney, y luego se tira de nuevo dentro uno de los lavabos que esta en la pared. No es el mejor movimiento, decir que el chico que te está cuidando no es tu amigo, pero lo dejo pasar porque obviamente ella está afligida. Saco el cabello de su cara.

“¿Tienes algo para atar tu cabello?” le pregunto, ignorando la mirada fija de las mujeres en el lavabo. ¿Cuál es su problema? ¿Acaso no ven que está enferma? Tú pensarías que ellas están reunidas a mí alrededor emocionadas porque yo estaba tan obviamente interesado que correría el riesgo de un viaje al baño de mujeres. Quizá es un nuevo tipo de crimen, chicos pretendiendo que son amigos de chicas al azar que se ponen enfermas en apartaderos, de esta forma ellos pueden entrar furtivamente a los baños de mujeres y mirar a hurtadillas a… miro alrededor. A mujeres de mediana edad lavándose las manos.

Courtney me entrega su bolsa, y miro a través de ella, buscando un lazo para cabello. Maquillaje, cuaderno, espejo… ¿por qué las chicas necesitan tantas cosas? Saco el cabello de Courtney de su rostro, intentando recogerlo en una cola de caballo. Su piel se siente suave contra mis manos.

“Déjame hacerlo” dice Courtney, llevando el lazo lejos de mi. Sus dedos cepillan contra mí, haciendo que mi frecuencia cardiaca se acelerara de nuevo. Dios, la quiero tanto.

Tira su pelo hacia atrás, luego se inclina sobre el lavabo de nuevo y da una última arcada silenciosa. Froto su espalda hasta que su cuerpo para de estremecerse.

“¿Estás bien?” digo.

“Sí,” dice ella. Se agarra de los lados del lavamanos tan fuerte que sus nudillos se ponen blancos. “Estoy bien. Sólo odio vomitar”

“¿Vas a estar bien aquí sola por un segundo? Voy a buscarte una botella de agua.”

“Bien” dice, sonando como si en realidad no quisiera decir eso. Miro alrededor del baño. El piso está sucio y hay trozos de toallas de papel y papel higiénico dispersos por el suelo. Huele exactamente como uno pensaría que olería un baño de un apartadero en el camino.

“En realidad,” digo “¿Por qué no sólo vienes conmigo?” Te conseguiremos algo de agua, y después te puedes sentar en la parte trasera de mi camioneta. Puede que algo de aire te haga sentir mejor.”

“Está bien,” ella accede, y comienza a caminar con paso vacilante hacia la puerta del baño. Voy a poner mi brazo a su alrededor como antes, pero ella se encoge de hombros. “Estoy bien”

Diez minutos después, ella está sentada con su pie colgando a un lado de la parte trasera abierta de mi camioneta, sorbiendo agua lentamente, y viéndose un poco mejor, aunque esta realmente pálida.

“Debería llamar a Jocelyn de vuelta,” dice ella. “Estaba hablando con ella cuando empecé a vomitar.”

Me sentí aliviado de que ella no estuviera hablando con Lloyd, lo cual es completamente ridículo. Courtney yo terminamos, y no importa cuánto siga queriendo estar con ella, eso no va a pasar. Y ella merece a alguien que la haga feliz. Si Lloyd hace eso por ella, realmente estoy genial con ello.

Mi teléfono comenzó a sonar en mi bolsillo, miré el identificador de llamadas. El papá de Courtney.

El hijo de puta no me deja en paz. Llamando cada cinco minutos.

“Voy a tomar esta,” le digo a Court. “¿Vas a estar bien por unos minutos?”

“Si,” dice ella. “Llamaré a Jocelyn para que no se preocupe.”

Camino a salvo fuera del alcance del oído de Courtney, y abro mi teléfono.

“¿Qué?” digo. Es posible que él haya conseguido que rompiera con Courtney, pero en lo que a mí respecta, el poder que tiene sobre mí se detiene allí. Bueno, eso no es exactamente cierto, porque él sigue llamándome.

“Esa no es una manera agradable de contestar el teléfono, Jordan,” dice él, sonando alegre.

“Si, bueno. Ahora no estoy de un humor agradable exactamente,” digo.

“Oh, ¿y por qué es eso?” él pregunta, sonando divertido.

“Porque tu sigues llamándome.”

“Sólo quería asegurarme de que todo estaba bien,” él dice. “Que el viaje procedía sin percances.”

“Sí, todo está bien,” digo, no mencionando el hecho de que Courtney acaba de pasar diez minutos vomitando dentro de un lavabo.

“Jordan, tu sabes que no estoy intentando ser un bastardo en todo esto,” él dice, suspirando.

“Si, perdóname,” digo, viendo a Courtney desde donde estoy. Se ve muy pequeña y muy pálida.

“No lo estoy,” El Sr. Brewster dice. “Yo sólo quiero que Courtney sea feliz, y realmente creo que esta es la mejor manera de hacerlo. Y Jordan, creo que tu sabes que diciéndole a Courtney lo que sucedió, realmente no va a servir a ningún propósito.”

Otro que la quiere hacer odiarme, pensé para mi mismo. Y es la verdad. Si le contara a Courtney lo que sabía, ella me odiará incluso más de lo que lo hace ahora. Y teniéndola odiándome porque ella cree que la dejé por otra chica, es mejor que teniéndola odiándome por lo que sé.

“Bueno, no tienes que preocuparte,” digo, tragando saliva. “No diré nada.”

“Gracias,” El Sr. Brewster dice. “En verdad lo aprecio, Jordan. Y se lo diré a Courtney, pero en mi propio tiempo.”

“Lo que sea,” digo. Cierro mi teléfono con un golpe seco, y tomo una respiración profunda. Después de algunos segundos, doy media vuelta y regreso a la camioneta. No puedo esperar hasta que termine este viaje.

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